Romper el paradigma para dar paso al trabajo móvil

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Durante muchos años el ideal del trabajador era tener su escritorio asignado en una oficina. Un espacio físico al que dotaba de rasgos de identidad particular: un pequeño cuadro con la foto de la esposa, o de los hijos, una macetita minúscula y algunos lapiceros. De esta manera, convertíamos a nuestro lugar de labores prácticamente en una extensión de nuestro hogar.

El mundo corporativo de hoy exige niveles de compromiso que nada tienen que ver con pasarse ocho horas al día sentado en un escritorio y dentro del rango de alcance visual del jefe. Lo que se requiere para impulsar a las empresas hacia un esquema de fuerza laboral ágil y moderna es el desarrollo de sistemas de trabajo móvil que cumplan con tres características: deben ser estimulantes, flexibles y eficientes.

En principio, hay que preguntarnos si realmente estamos trabajando para que esto suceda. Es verdad que cuando se habla de movilidad lo primero en que se piensa es en los dispositivos tecnológicos que la facilitan, pero hay un ámbito previo en el que hay que trabajar primero y que resultará fundamental para que la estrategia realmente sea exitosa: la mente de las personas. 

Es por ello que se habla de romper paradigmas, porque se trata de romper con todo un dibujo previo aprendido que ya no corresponde con la actualidad y mucho menos con el futuro. Empecemos repitiendo algo muy sencillo: “El espacio de trabajo no es mío”. Así de simple, y poco a poco, dejaremos de ver al lugar físico que provee la empresa como una pequeña sociedad enquistada y dividida por jerarquías.

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Factor inspiración
Algo de lo que se trata la movilidad es la inspiración, porque para que funcione este nuevo paradigma la gente, la fuerza laboral, tiene que estar motivada y consciente de los beneficios que esta le otorga. Y esto va no solo para los empleados, sino para la plana gerencial, para los directivos. Muchos de ellos quieren todavía tener control sobre sus empleados de una manera visual, directa, levantar un poco el cuello y ver qué hacen en sus escritorios. Pero eso no va más. El lugar de trabajo puede ser cualquier lugar. Para ello, las empresas deben contar con soluciones en la nube, virtualización de aplicaciones y escritorios, gestión de dispositivos móviles, gestión y optimización de redes, entre otros.
Hay que aprender a trabajar con objetivos e indicadores de gestión, entrevistas, medir la eficiencia. Desde el punto de vista corporativo esto trae muchos beneficios. Pensemos que si la empresa cuenta con 500 empleados no es necesario que compre 500 sillas. Ya no hay asientos designados para nadie, los asientos son libres y están a disposición de cualquiera que los necesite para trabajar al momento. 

Esto también nos ayuda a pensar y revisar toda la tecnología que tenemos subutilizada en las organizaciones. Tenemos que reutilizarla para crear este espacio de trabajo móvil. 

Convocar a los que inspiran
No podemos olvidar el lado humano, además pensemos en los colaboradores que pueden aprovechar la flexibilidad para acudir a una cita médica que necesitan un día de semana a las 10 a.m.  O asistir a alguna actividad de la escuela de sus niños. Realmente esto refuerza el compromiso y, está comprobado, incrementa la productividad. Además, ante cualquier eventualidad laboral, existen herramientas que permiten establecer sesiones remotas de conexión no solo locales sino internacionales con los colaboradores y clientes. De esta manera las contingencias están cubiertas. 

Desde luego no es fácil cambiar paradigmas, pero vale la pena hacer el esfuerzo. Para ello hay que tener muy claro que se debe convocar a gente realmente convencida y dispuesta a emprender este camino. Si no encontramos esas personas es nuestro trabajo entonces debemos trabajar en la mente de nuestro equipo y guiarlos hacia ese objetivo. 

Finalmente, quienes se decidan por transitar este camino y acompañarlo del necesario equipamiento tecnológico, deben considerar que la experiencia de usuario es un factor que puede determinar cuán bien nos irá con la movilidad. Hay que asegurarse de que la experiencia sea buena y satisfactoria. Así habrá colaboradores inspirados y más productivos. 

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