El lindo discurso de las marcas a favor de sus socios de negocios

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El discurso de muchos fabricantes con respecto a la relación con sus socios de negocios y clientes, no siempre se cumple, y las consecuencias en la cadena de valor es perjudicial para el mercado. 

El discurso nace en algún laboratorio de mentes brillantes. Y, tal vez, con profunda convicción de lo que se necesita transmitir al mercado.

El asunto es que el discurso (por lo tanto, los principios y la convicción) se va deformando, adecuándose a las circunstancias, dependiendo de quienes lo transmiten. 

El discurso se vuelve plano, pierde esencia, y causa hilaridad en el auditorio cuando el ejecutivo, intentando convencer, repite cada palabra, cada principio, como si fuera un robot. Él ya no cree en lo que dice y tampoco le creen sus socios de negocios.

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Así se trastocan las buenas políticas. Las buenas intenciones se van con el viento y los fabricantes ganan socios de negocios que aceptan trabajar en un proyecto, pero que prefieren no sentarse a la mesa. Se sienten violados, pero no los denuncian para no quedar fuera del juego. 

Y así las reglas del mercado se convierten en una trampa, porque habrá siempre el que cree todo lo lindo que escucha, y decidirá jugar limpio, sin querer ver que los demás -incluyendo a sus socios de negocios -están jugando a su manera en un mundo paralelo de corrupción. 

Y, claro, romper las reglas de juego es un acto de corrupción. Es corrupto el que pone el billete, el que recibe el billete, el que lo pide. Es corrupto aquel que ve el acto y no lo denuncia.

Es tiempo, pues, que en el negocio TI empecemos a jugar limpio, respetando las reglas. No puedes ir promoviendo principios que tu compañía te ha inculcado, pero que tú mismo rompes.

No te llenes la boca criticando la corrupción en la política peruana, cuando en tus negocios tú no cumples con las reglas elementales del mercado.

Si en tu relacionamiento con los actores de la cadena de valor del canal tú usas el término socio de negocio o partner,  necesitas honrar esa palabra cumpliendo con las políticas de la marca o mayorista donde trabajas.

Si tú empleador te induce a ser fraudulento, reacciona, muévete y rebélate. Es mejor estar sin chamba, pero digno y con la frente en alto, que atrapado en una red perversa cuyo final es la cárcel y el desprecio de la sociedad. 

¡Tú tienes el poder de decidir!

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