¡Celebremos juntos los 17 años de Canal TI!

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La pandemia nos ha demostrado muchas cosas y nos ha permitido ver aquello que no le dábamos importancia en una situación normal. No fue un jalón de orejas, tampoco una maldición, ni nada por el estilo. Fue simplemente una consecuencia de la evolución del hombre en la tierra. Hay más seres humanos, menos espacios naturales y, por tanto, los animales se arrinconan o pierden su hábitat. Algunas especies desaparecen y otras recuperan espacios civilizados (aquellos donde el hombre convirtió una ciudad) para con los invasores.

Para no darle más vuelta, debo decir que el impacto del covid-19 y de cualquier otro virus que venga en el futuro, es parte de nuestra existencia y de la forma cómo nos hemos desarrollado y convertido en los seres inteligentes que gobiernan el planeta. Ojo, no pongo comillas en la palabra “inteligentes”, pues no caigo en la simplona definición de que el hombre es una bestia destructora e irracional. No.

Nuestro desarrollo como seres humanos es impresionante, maravilloso. En muchos aspectos es aún inexplicable. La ciencia no soluciona todo, como la tecnología tampoco resuelve todo. Esos misterios de la vida, tampoco lo resuelve el misticismo. En realidad, cada persona resuelve su duda o creencia con lo que tiene a la mano, con su aprendizaje.

Estamos avanzando como seres humanos, a pesar de que todos los días vemos actos abominables que activan el pesimismo de muchos. Y es frecuente escuchar que las cosas que nos sorprenden son todas nuevas y que nunca han existido, que todo se debe a la libertad o libertinaje.

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Es muy simple. Nos enteramos de todas esas “novedades” porque las noticias ya no vuelan, sino que viajan a una velocidad cercana a la luz vía las redes sociales. En poco tiempo, cualquier suceso ya está en Facebook, Instagram, Twitter, WhatsApp y cualquier otra red social que se usa en las distintas regiones del mundo.

No solo leemos sobre lo acontecido, también vemos el video. Todo se divulga y muchas veces sin importar si el mensaje es cierto o falso. Lo importante es compartir, como si existiera un premio mayor para aquel que comparte más.

No haya duda, vivimos en la era donde la información está en todas partes (en el aire, en la nube, como quieras verlo). El que quiere saber más y, dependiendo de lo que busca, encontrará en internet; también depende de para qué busca una información. Sin embargo, debemos estar de acuerdo en que todavía hay millones de personas que aún no acceden a la tecnología, que hay una inmensa tarea de parte de los gobiernos para que todos tengan acceso.

Hay algo sobre el cual no hemos hablado y ponderado en su justa medida: el estado de la ciencia y la tecnología, que fueron clave en el desarrollo de las vacunas contra el covid-19. Todos esperábamos las vacunas, exigíamos que las empresas y los gobiernos inviertan y desarrollen las vacunas, pero no nos hemos detenido a pensar cómo se podía encontrar la solución a la pandemia y qué es aquello que nos ayudaría a derrotar al virus. Solo exigíamos, como es natural, sin importar, cómo lo hagan.

La solución -las vacunas- estuvieron listas en tiempo récord. Y el mundo empezó a tener esperanza. La rapidez para investigar, desarrollar y producir las vacunas solo se ha logrado por el alto nivel que ha alcanzado la ciencia y la tecnología. Nos encontramos en un punto espectacular de desarrollo científico. Por ejemplo, el telescopio James Weeb marca un hito en la astronomía y tecnología espacial. Los datos que nos entregará servirán para entender muchas interrogantes del cosmos y cómo fue en los primeros millones de años después del Big Bang.

La tecnología avanza y nosotros también. Y avanza porque las empresas invierten en investigación, desarrollo e innovación. Las maravillas de la tecnología no caen del cielo, como lluvia o granizo. Es trabajo que nace como emprendimiento con una solución innovadora, disruptiva muchas veces. Y para que haya un entorno de desarrollo tecnológico se necesita un sistema educativo de alto nivel. Sin educación no hay desarrollo científico y tecnológico, en realidad, sin educación, la pobreza crece y las sociedades retroceden.
En ese sentido, en Perú necesitamos dar pasos firmes y reestructurar nuestro sistema educativo. Aunque suene a cantaleta, nuestro talón de Aquiles es la educación, así como la estructura del Estado. Debemos reformar el Estado para hacerlo más cercano y confiable de los ciudadanos. Aprovechemos lo que nos ofrece la tecnología.

Testigo de la historia TI
Hace 17 años, un lunes 20 de junio, en Media Comm lanzamos al mercado la revista Canal TI. En realidad, ese día inundamos al canal de distribución de tecnología en Perú. Rápidamente se convirtió en la revista del negocio TI del país, pues, desde ese día, ha venido cumpliendo con entregar información actualizada, oportuna y precisa sobre la industria TI de Perú.

En estos 17 años, hemos sido testigos de la evolución del mercado y también de las tecnologías. Hemos estado presentes en los eventos de los fabricantes, mayoristas y canales. La edición impresa -la última salió el lunes seis de marzo de 2020- se convirtió en una herramienta clave en las oficinas de las empresas de TI de Perú.

Hoy celebramos con el mismo optimismo y pasión estos 17 años, con el compromiso de seguir perfeccionando nuestro trabajo para llegar a todos con la información precisa. Celebramos también el haber registrado en nuestras páginas la historia del negocio TI, pero, sobre todo, el ser un medio dedicado a la divulgación de la tecnología, por la importancia que tiene en el desarrollo de las sociedades.

La tecnología de la información está en todo y en todas partes. Es útil para todos. Abre y nos acorta caminos. Solo recordemos que la tecnología no es nada sin el ser humano, pues depende de lo que queremos hacer con ella, para que tenga el sentido de útil o negativo. Sigamos impulsando una sociedad que utilice la tecnología para su bienestar y servicio.

Gracias, queridos amigos, por acompañarnos durante estos 17 años. Contamos con ustedes para seguir avanzando.

En nombre de Media Comm, de todos los que hacemos Canal TI, les envío un gran abrazo amazónico.

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