Este extraordinario proceso en el que estamos viviendo marca una nueva etapa en la historia de la humanidad, lo quieras o no. Nada puedes hacer para detener la transformación de las cosas, eso sí, tienes la opción de elegir para ser parte del proceso y pase lo que pase, atravesar las barreras que te han confinado en lo que hoy eres.
Tal vez quieres afirmar que así como estás las cosas están bien para ti. Que no es necesario un rediseño en tu vida, que mal que bien funciona, y es donde quieres estar siempre. Sí así lo decides, está bien para ti, pues se trata de que tú elijas la forma de cómo quieres vivir. Nadie más puede elegir por ti.
Ante cualquier elección solo tienes que estar consciente de que desde el momento de la creación del universo nada se ha mantenido estático, que nada es perenne. Todo está en constante movimiento. En cada milésima de segundo hay muerte y nacimiento, destrucción y construcción. Que lo único cierto de esta vida es la muerte.
Entonces, la muerte es parte de la vida y necesitas entenderlo para que puedas vivir disfrutando (y siendo feliz) en el camino. Aceptar las leyes elementales del universo te harán libre y desde ese instante mágico empezarás a entender y ver las maravillas que estaban ocultándose mientras estabas durmiendo.
Este extraordinario proceso es la oportunidad para salir del sueño y despertar. Y utilizo la palabra despertar porque define el cierre de una etapa y el principio de otra.
Tú no has estado quieto y seguro has estado viviendo en un ritmo frenético por el trabajo, el traslado en la ciudad, por los estudios, la competencia y por querer llegar primero. A tu descanso le quitas horas porque prefieres dedicarle más tiempo a vivir y generar recursos para tener comodidad. En esta forma de vida tu enfoque es salir, mirar afuera, y desde ahí generar tu crecimiento dentro de la sociedad.
Tú no has estado quieto y te has estado moviendo, sin embargo, sí has estado durmiendo. La dinámica de la vida moderna exige que le dediquemos más tiempo a trasladarnos de un lugar a otro, de ahorrar para tener un lugar donde vivir y estos espacios son cada vez más pequeños. La competencia ha venido elevando su nivel y no ha permitido que los seres humanos se detengan para ver hacia dentro, para que se conecten con aquello que les da paz, tranquilidad y reconocer que son parte de algo más sencillo pero que requiere de atención. Que exige estar despierto.
La dinámica de la vida actual adormece y embrutece. Jala de la nariz a todos los que están conectados en esa forma de ser y hacer. Te lleva hacia donde todos van cual borregos que siguen al rebaño. En este contexto, hay personas que han decidido separarse del montón para empezar el viaje interior donde se disfruta de la libertad.
Por si acaso, el viaje al interior no es solo una decisión. Es un compromiso de generación de hábitos poderosos que te llevarán hacia tu transformación. Y en este proceso, seguramente te alejarás de algunas personas que ya cumplieron su etapa en tu vida y que no están listas para acompañarte en tu viaje. También desecharás de manera increíble algunas creencias (verdades) que hoy asumes como inamovibles. Será en ese proceso cuando sentirás que te estás moviendo, que estás despertando en un nuevo día donde tú serás el protagonista.
Y como toda transformación es dolorosa, tú empezarás a vivirla desde otra perspectiva, porque intuirás que es el precio para dejar de dormir y empezar a despertar.
No es fácil y no tiene un tiempo definido; tampoco tiene un horario, simplemente sucede. Y será lo que tiene que ser, mi querido amigo y amiga.
¡Abrazos amazónicos y celebremos siempre!