Si bien es cierto que el 2020 fue un año que impulsó la transformación digital de las empresas, ante las circunstancias que nos tocó vivir, y que permitió que las empresas de nuestro sector no se vieran tan afectadas debido a la pandemia, en general fue un año complicado para el país en el que la resiliencia fue clave para anteponerse a las condiciones que lo afectaron económicamente.
Pese a la inestabilidad política, en el último trimestre del 2020 la economía peruana ha registrado una pequeña recuperación en dicho periodo. Asimismo, tanto el BCR, el MEF y el Banco Mundial coinciden en que Perú crecerá por encima del 7.6% lo cual contribuirá en reducir, y esperemos superar, el decrecimiento que tuvimos durante el 2020 y nos preparará para una real recuperación económica durante el 2022. Los principales parámetros que impactarán en estas proyecciones son la fecha de llegada de la esperada vacuna y la política, al ser un año de elecciones.
En mi opinión, la inversión en transformación digital y tecnología en general durante este año seguirá siendo una de las principales apuestas que realizarán las empresas. Debido a lo ocurrido el año pasado, las empresas han sentido la necesidad de estar preparados ante circunstancias que exigen este cambio de paradigma y, asimismo, han visto el impacto positivo que tuvieron al negocio dichas inversiones reduciendo OPEX y aumentando la eficiencia. Un gran ejemplo de ello es el trabajo remoto que siempre fue un concepto al que muchas compañías tuvieron mucho temor y que hoy en día consideran mantenerlo incluso post pandemia.
Dada estas circunstancias, considero que el 2021 será un año de alta competitividad en el que tanto las empresas como los profesionales tendrán el gran reto de desarrollar y ejecutar un plan de negocio con capacidad de adaptarse a los cambios que puedan darse. Esto permitirá reducir la improvisación, que muchas veces genera gastos innecesarios a las empresas, y tengan un plan de acción claro con indicadores que permitan tanto a los colaboradores como a los líderes de las empresas tomar decisiones más acertadas y eficientes.
Es un hecho que este crecimiento no será repartido equitativamente entre las empresas ni hará que las empresas retornen al mismo punto en el que se encontraban prepandemia. Definitivamente, este crecimiento será distribuido proporcionalmente a la competitividad y capacidad de ejecución de cada uno de los actores de los mercados.
En línea a general, mayor competitividad. Es necesario invertir en educación y desarrollo tanto de las personas como de las empresas. El primer responsable de ello es el gobierno generando programas de capacitación para la mypes y pymes. Por su parte, las empresas privadas deben promover el crecimiento educativo de las personas. Sé que tras un año complejo es muy difícil brindar apoyos económicos, pero en muchos casos es un gran apoyo el brindar a las personas las facilidades de tiempo para que puedan desarrollarse en ese sentido. Y, finalmente, el “hambre de éxito” de cada colaborador será trascendental para lograr un equipo de alta competitividad.
La recuperación y crecimiento del país está en manos de cada uno de nosotros y debemos asumirlo con mucha responsabilidad y compromiso. Si en el 2020 “pedaleamos” fuerte, en este 2021 hagámoslo aún más fuerte y con mucho corazón para que juntos logremos sacar a nuestro Perú adelante.
¡Feliz Año a todos y muchísimas bendiciones!