“Algo extraordinario publicaremos en El Mundo”

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Ante el inusitado éxito de EcoNatura, revista de ecología y deportes de aventura, los dueños de la empresa editora empezaron a recibir a distintos personajes que traían nuevas propuestas de cómo potenciar editorial y comercialmente la publicación.

Se acercaron personas que se autodenominaban expertas en marketing, periodismo, comercial y que conocían las puertas para ingresar a las salas donde se disfrutaba del éxito. Claro, no todos llegaron con el objetivo de vendernos algo, hubo también de los emocionados que querían conocernos para felicitarnos por el producto que les hacía sentir orgullosos de ser peruanos. Así, más o menos, se expresó Alfonsina Barrionuevo cuando nos visitó un atardecer y tenía en su mano un ejemplar de EcoNatura y que le fue regalada por unos amigos alemanes. “Qué revista tan bonita y especial que hacen aquí en Perú”, le dijo uno de ellos.

Tanto halago hizo perder el piso a los ejecutivos de Esiguesa y no veían la avalancha que se venía. Es que no tenía sentido que la revista tuviera publicidad en televisión porque el modelo de producción no estaba preparado para hacer miles de ejemplares en un día, ni siquiera en un mes. No se dieron cuenta de que el éxito estaba sucediendo y crecía de manera silenciosa, por el boca a boca, porque las 4 primeras ediciones se vendían en colegios, en instituciones, empresas, etc. La primera edición se vendió más de 8 mil ejemplares en la semana de lanzamiento, sin necesidad de promoción en radio, periódico o TV.

Además, la revista estaba atrayendo inversión publicitaria. Es decir, estábamos generando ganancias y éxito editorial, y que por ello las moscas empezaron a acercarse a la miel.

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Cuando nos presentaban alguna idea, el que defendía (en desventaja) el modelo de cómo estábamos haciendo las cosas, era yo. Los ejecutivos de la empresa me miraban como enemigo y se aliaban con los “innovadores”. Así, en una reunión con la agencia publicitaria que hizo, finalmente, el comercial de la revista, me pidieron que me retirara de la sala porque “usted, Wilder, sabe de periodismo, pero de otras cosas nada…” En la edición anterior les mencioné que me pidieron que me vaya de la empresa porque unos jóvenes les convencieron de que de periodismo «Wilder no sabe nada». Es más, dijeron que, en realidad nunca había trabajado como periodista.

Para aceptar esa mentira, los ejecutivos de Esiguesa se “olvidaron” de las razones por las que me habían contratado, precisamente, por los éxitos editoriales que había logrado en La República y en Expreso. Se olvidaron de que EcoNatura era un boom editorial y comercial en ese momento.

Yo ingresé al diario El Mundo, del grupo ATV, en el verano de 1995 para dirigir las revistas Telebyte y Random. A la semana de mi incorporación, me ofrecieron la gerencia Comercial de Ventas Directas de ATV, Uranio TV, El Mundo y Radio Stereo Lima 100. Asumí el cargo y me posicioné en el séptimo piso donde organicé mi área. Otro día les hablaré del sorprendente éxito comercial y editorial de Telebyte y el éxito en los lectores de Random, pero que no atraía inversión publicitaria.

Hoy culminaré esta columna contándoles que en un atardecer, Javier Carmona me pide que vaya a su oficina porque quería mostrarme “algo extraordinario que pronto publicaremos con El Mundo”. Antes de ingresar a su oficina, me percaté que dos de los jóvenes que decían que yo no sabía nada de periodismo estaban sentados en modo de espera de una respuesta. Los saludé e ingresé a la oficina donde también estaba Gian Marco Zignago y otros personajes de TV.

(Continuará)

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