Así se hizo CompuPlaza

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Daniel Tipian Carbajal, asesor externo de CompuPlaza.

Ingeniero Civil con más de 20 años de experiencia en ingeniería y construcción, ha participado en la planificación, construcción, saneamiento legal y puesta en funcionamiento de tres de las más importantes galerías comerciales de tecnología del Perú: CompuPlaza, CompuPalace y CompuWilson. Daniel Tipian es un personaje al cual debemos estar agradecidos todos los vinculados al negocio TI, no solo por sus sueños constructores sino porque es un gran conocedor de Lima, siendo un referente fundamental para conocerla gracias a su actividad en redes sociales.

¿Cómo ves la evolución de las galerías comerciales tecnológicas?
Es un desarrollo que ha tenido varios momentos importantes durante los últimos 20 años. Desde su nacimiento, cuando en la avenida Wilson se decidió abrir la primera galería, que luego permitió identificar a la zona como el “Gamarra de la tecnología y cómputo”, hasta el momento de la pandemia que ha obligado a reconfigurar los negocios a través del mayor uso de la nube y la venta por internet. A inicios del siglo XXI, la primera etapa se caracteriza por el nacimiento del “Gamarra de la tecnología”, donde la visión empresarial de un grupo de peruanos decide rescatar un inmueble que se encontraba abandonado tras un siniestro en 1975. Se trataba del viejo local de los diarios Correo y Ojo, de propiedad de la familia Agois, que vieron la posibilidad de una galería especializada en tecnología, teniendo en cuenta que en la zona el crecimiento de las academias de tecnología y cómputo ya configuraban un escenario al cual había que añadirle la oferta comercial. Pequeños negocios tecnológicos, se habían establecido alrededor de estas academias Y con esa mirada me propusieron rescatar el inmueble y acondicionarlo a una galería.

¿Cómo fue esa reconversión del inmueble?
Hasta entonces yo tenía un conocimiento poco articulado del desarrollo arquitectónico de la ciudad y sus complejas estructuras y el razonamiento inicial fue tumbar el inmueble y crear uno nuevo. Ante la observación contraria de algunos funcionarios de la municipalidad de Lima, de entonces, se volvió a edificar el proyecto con la intención de conservar la fachada arquitectónica del edificio, generando todo un reto que pudimos resolver satisfactoriamente. Hoy puedo decir con orgullo que la intervención de esos prudentes funcionarios municipales, no solo me ayudó a entender la necesidad de preservar los inmuebles históricos de la ciudad sino comprender la urgente necesidad de velar por el equilibrio arquitectónico entre la modernidad y tradición de Lima.

¿Cómo fue la recepción de esa primera galería comercial?
CompuPlaza fue un éxito rotundo. Ni bien habíamos terminado de inaugurar el inmueble ya casi la totalidad de los puestos estaban ocupados. Esta primera etapa es importante porque además sienta precedentes de las futuras construcciones y estructuras comerciales, Nos permitió explorar las necesidades tanto de los vendedores como de los compradores. Estructurar un cableado adecuado a las necesidades de los productos a ofrecer, por un lado, así como desarrollar espacios de movimiento adecuados y seguridad para el flujo de las personas que transitaban por ahí.

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¿Cuáles fueron tus actividades en ese período?
Fui el subgerente del proyecto total, pero también supervisé el desarrollo del proyecto arquitectónico, supervisé la construcción y para ello tuve que encargarme del saneamiento legal del inmueble y trámite de licencias. Una vez concluido estuve a cargo de la venta de los locales y puesta en funcionamiento de todo el centro comercial. Así pase a encargarme de la gestión de administración de la galería, que iba desde la gestión de cobranza de letras por venta de locales, hasta el posicionamiento de la marca como la primera galería de computo del Perú

¿Que se ofertaba en ese primer momento en la galería?
Una de las características de la primera etapa en las galerías era la venta de hardware para que el cliente pueda fabricar sus propias computadoras. Era un universo de accesorios diversos que permitía a cualquier persona ensamblar una máquina de acuerdo a sus necesidades. En ese entonces podrías encontrar todo tipo de complementos y variedad de productos. Ya sea tarjetas madres, memorias, discos duros, carcasas, monitores, teclados, ratones, cableado y otros insumos que permitían configurar la máquina a tu necesidad.

A partir del 2007 empiezas a desarrollar el proyecto de CompuPalace, en Miraflores y el 2011 en CompuWilson¿Qué labores desarrollaste ahí?
Fui gerente de proyecto: encargado de la gestión integral del proyecto, reportando a la gerencia general del propietario, gestión de desarrollo del proyecto, también estuve a cargo del saneamiento legal del inmueble, a cargo de la construcción, venta de los locales y puesta en funcionamiento de la galería.

En CompuWilson, también fui gerente de proyecto: encargado de la gestión integral del proyecto, reportando a la gerencia general del propietario, realizando labores similares a los anteriores proyectos.

¿Cómo ves el futuro de las galerías de cómputo y tecnología?
En estas dos décadas de existencia las galerías comerciales han tenido momentos difíciles. Por ejemplo, cuando aparecieron los retails, la gente emigró a las tiendas por departamento, algunas de las cuales tuvieron una rápida reacción empresarial y acomodaron la oferta, tal como sucedió con Hiraoka de Miraflores que abrió una sección especial tras la apertura de CompuPalace, lo que demostraba el éxito de las galerías tecnológicas, Otro momento difícil fue la aparición de las laptops, que prácticamente desplazaron a las PC de escritorio y todo el sistema de autoconstrucción, que fue el fuerte inicial de estas galerías. Ahora tenemos el problema de la pandemia, que ha restringido la afluencia de gente a las mismas. Lo importante es que tras cada dificultad, siempre ha habido una respuesta para superarla. La presente coyuntura está obligando a la gente de las galerías a reinventarse y ofrecer sus productos y servicios desde la nube, a través de deliverys adecuados. Toda crisis, siempre es una oportunidad para renacer.

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