Telemedicina

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Fuera de los obstáculos físicos, el Perú presenta una larga brecha social que debe cubrir a lo largo y ancho de su territorio, siendo dos los aspectos de mayor impacto social en los que toda nación puede y busca mejorar. El primero es el de trabajar hacia una mejor educación, mientras que el segundo aspecto, es el de elevar los niveles de prestación de servicios de salud. En este sentido, utilizar la telemedicina –prestación de los servicios médicos a distancia –para brindar la mayor cobertura de salud con el menor tiempo de despliegue para su implementación es, sin duda, pensar en la dirección correcta. 

Adicionalmente, se debe tener en cuenta que el Perú cuenta con una proporción de médicos por persona más bajos de la región, siendo de 12.2 médicos por cada 10,000 habitantes. En un país donde la mayoría de médicos se encuentran concentrados en Lima y las capitales departamentales, es evidente que se requiere diseñar un sistema eficiente y eficaz a fin de mejorar sus niveles de cobertura. 

Asimismo, si el país busca acortar la brecha en el sector salud que se presenta hoy en día, es necesario que la construcción de una emergente Red Nacional de Salud de la que son parte diversos hospitales y centros médicos, sea la plataforma por donde esta solución de telemedicina termine siendo el articulador de mayor impacto.

Aplicaciones de telemedicina
Sin embargo, tal vez con el afán de minimizar el problema, se tiende a pensar que hacer telemedicina es conectar a un médico por un extremo y a un paciente por el otro, usando cualquier solución para hacer una video llamada, como Skype, por ejemplo, cuando en realidad esto se refiere a prestar un servicio médico íntegro con las implicancias que este acto exige al estar en juego la salud del paciente. En este punto me permito tratar sobre la práctica de teleconsulta que es, quizás, una de las aplicaciones más importantes de la telemedicina. Otras aplicaciones de gran aporte de la telemedicina son también la telecapacitación, telegestión, etc.

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Cómo funciona
Para reflexionar sobre la complejidad de la teleconsulta es necesario comprender sus implicancias. Esta práctica parte de abrir una sesión de video llamada o video conferencia entre el terminal del punto A –donde se encuentra el médico –con el terminal del punto B –donde se encuentra el paciente. En el transcurso de dicha sesión, es muy probable que el médico requiera contar con información sobre los signos vitales del paciente, como por ejemplo presión arterial, temperatura, frecuencia cardiaca, entre otros. De igual manera, el paciente en consulta debería contar con un historial clínico y los antecedentes necesarios para su correcta evaluación. Por último, en la sesión pueden requerirse otros análisis como: ecografías, radiografías, tomografías, etc. que reunirán, en conjunto, la información que el medico requiere para emitir una mejor opinión y/o diagnóstico. Por tanto, los antecedentes (historia clínica), la situación actual del paciente, y los análisis complementarios para la evaluación son los elementos que se requieren para el diagnóstico y un posterior tratamiento.

En contexto
Ya que tenemos un ligero entendimiento acerca del funcionamiento de la teleconsulta, pongamos en contexto estos tres elementos. Dado que en la práctica el médico ubicado en el punto A se encuentra en un centro de salud como puede ser un Hospital Nivel III, II o I y tiene que hacer la consulta con otro centro médico donde se encuentra el paciente, es necesario desarrollar un software que sepa integrar ambas redes. Esto incluye integrar la central de llamadas (Call Manager), bases de datos independientes y equipos de análisis que se encuentren principalmente del lado del paciente. 

Adicionalmente, es importante dinamizar estos procesos para que los resultados obtenidos de los equipos (imágenes mayormente) puedan ser leídos e interpretados a la brevedad posible por el médico en remoto y de esta manera poder obtener datos que complementen el historial clínico del paciente.

Ejemplo
A continuación, se muestran dos imágenes que representan una teleconsulta. A la derecha se puede observar a la paciente siendo atendida por una enfermera que toma algunos signos vitales y los transmite de manera inmediata a un médico(s) que se deberá interpretar la información recolectada.

Por otro lado, y solo por tocar algunos otros aspectos que hacen un poco más complejo las características de este software que gestione la teleconsulta, mencionaré dos puntos importantes de esta prestación:

El registro del consentimiento informado del paciente: dado que no es el método tradicional para atenderse, se necesita un sistema que registre la aprobación del paciente luego de haber sido debidamente informado de las características de la teleconsulta lo cual evitaría posibles contingencias legales.

La contraprestación al médico por este servicio: una sesión de teleconsulta implica una responsabilidad profesional y tiempo invertido similar a la de una consulta presencial. 

Todo lo anterior, es sólo uno de los posibles escenarios que la telemedicina puede afrontar, pero que he utilizado para graficar las diversas consideraciones involucradas en una sesión de telemedicina, o su derivada la teleconsulta. 

El propósito de este artículo es llamar la atención sobre la necesidad de estandarizar un sistema capaz de soportar todas las consideraciones descritas, el cual no está –y esto es lo grave– siendo considerado en los presupuestos que el Minsa está destinando para la implementación de la Red Nacional de Salud. Esto es una omisión a corregir si el país quiere contar con un sistema que converse con todos los dispositivos telemáticos, que gestione adecuadamente la información y que cumpla con todas las normas legales, laborales y especialmente que proteja de la información del paciente que un servicio médico de calidad requiere.

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