La red 5G ha generado expectativa tanto en el mundo corporativo como entre los usuarios porque se ha hablado mucho de los beneficios que trae: una velocidad de 300Mb/s, un ancho de banda de 1Gb/s y una velocidad de transmisión de datos de 20Gb/s, tan solo en wifi. Para las personas, industrias y, en general, el mundo digital, significa más eficiencia y un sinfín de posibilidades en la red.
En aras de acercarse más a esta realidad, las compañías de telecomunicaciones ya han iniciado sus inversiones con el fin de cumplir con la infraestructura que requiere el 5G. En esa misma línea, por su parte el Ministerio de Transporte y Comunicaciones (MTC) propuso algunos lineamientos, como, por ejemplo, que las empresas operadoras tendrán que compartir la infraestructura para instalar sus antenas y equipos.
Otro de esos cambios es la migración desde la nube, esto significa que los datos, y en especial lo que se puede hacer con ellos, será mejor aprovechado. Es decir, con la red 5G no solo habrá una mejora en la velocidad, sino que también habrá una reducción de la latencia en el procesamiento de datos. Así, por ejemplo, en el caso de los data centers, esta tardanza en el acceso a la información solicitada será solucionada con la adopción de la red 5G y con la migración de data desde Cloud Computing hacia el Edge Computing.
Ambos conceptos no compiten entre sí, sino que se complementan, pues en uno (Edge Computing) se almacenan los datos fundamentales para los procesos de las organizaciones, mientras que el segundo (cloud) se deja para otro tipo de procedimientos, como guardar el historial de data, que no requiere ser procesados con urgencia, y pueden ser importantes más no relevantes para el desarrollo de las funciones empresariales.
Y, ¿por qué trasladarse al Edge Computing? Este término, que en español es conocido como computación al extremo de la red, se enfoca en la entrega de contenido y en la capacidad de procesamiento en una proximidad más cercana a los usuarios, que en el caso de la tecnología 4.5G-5G será mucho más rápido. Es por eso que Edge es visto como lo que permitirá, por ejemplo, que los vehículos autónomos sean una realidad más cercana.
A su vez, el procesamiento de datos hará más viable la evolución de las ciudades al internet de las cosas (IoT) puesto que, de la mano del 5G, se optimizará significativamente la comunicación entre los dispositivos conectados. Esta conectividad se ha convertido en una necesidad imperante dado que, según Gartner, se calcula que para el próximo año habrá 20.000 millones de cosas conectadas, casi el triple del número total de la población mundial. Para las empresas este futuro se convierte en un mar de posibilidades porque se podrá aumentar la productividad y la eficiencia en sus negocios.
Por donde se visualice el tema de Edge Computing hay ventajas para todos los actores involucrados, pues MarketsandMarkets estima que el mercado de Edge Computing aumentará de US$ 2.800 millones en 2019 a US$ 9.000 millones en 2024. Esto solo significa que habrá un ritmo de crecimiento de 26,5% para las compañías que inviertan en estas soluciones.
Lo anterior se debe a la alta demanda de factores clave que giran en torno del Edge Computing como la gran adopción de dispositivos del IoT a lo largo de todas las industrias; a la elevada necesidad de menores latencias y de toma de decisiones automáticas en tiempo real; y a la enorme cantidad de volumen de datos, que será de 2.142 zettabyte (1 zettabyte equivale a 1.000 millones de terabytes), y de tráfico en la red.
Ante las oportunidades que brindan la red 5G, el IoT, el Edge y el Cloud Computing se hace inminente pensar a futuro, especialmente en la forma de mantener vigentes los recursos naturales que soportan todas estas operaciones debido a la alta demanda energética.