El Factoring puede tener un importante papel en la mejora de los flujos de caja de las pequeñas y medianas empresas peruanas, en la medida en que reduce la incertidumbre/riesgo de la entidad financiera, ya que se basa en operaciones comerciales ya realizadas, que identifican el monto, el acreedor y el deudor.
No es muy conocido que la palabra Factoring procede del término factor, en su significado como gestor, como administrador de bienes ajenos. Podemos clarificar el concepto, formulándolo como una cesión de derechos de cobro (los derivados de la factura) a un “factor” a cambio de una contraprestación económica.
Es muy frecuente que las medianas y pequeñas empresas precisen liquidez, especialmente en los periodos de crecimiento. También es frecuente que no les sea sencillo acceder a pólizas crediticias que les den la liquidez precisa. De ahí, que el Factoring al estar basado en la capacidad real de generación de negocio de la empresa, facilite que las entidades financieras concedan más fácilmente la financiación del cobro correspondiente a la factura “factorizada”.
Para las entidades financieras las operaciones de Factoring permiten un análisis de riesgo muy exacto; conocen el monto de la operación, el acreedor y el deudor. Con toda esta información el coste de la operación para el acreedor solo incluirá los factores de riesgo
A modo de resumen, para la entidad financiera mejor análisis del riesgo, para la empresa mayor facilidad para acceder a financiación de sus flujos de caja.
Retos para un mayor impulso de su uso
En Perú, como en otros muchos mercados, el Factoring con las facturas en papel no se utiliza todo lo que en principio se podría esperar. Puede que el motivo principal sea que requiere múltiples acciones para cada factura con distintos interlocutores, entre ellos el cliente al que se le ha emitido. Esto requiere tiempo y desplazamientos.
El reto, por tanto, está en facilitar al máximo la gestión de estas operaciones; si lo que se desea es reducir el plazo de cobro, cuanto más ágil sea el proceso más se puede reducir el plazo.
Con la facturación electrónica este escenario puede cambiar completamente, la normativa contempla la modalidad de factura negociable, equivalente electrónico a la “tercera copia” de las facturas en papel.
El cambio está en que los documentos electrónicos permiten una gestión también electrónica, es decir que evitan el tiempo y costes del desplazamiento físico del papel. Una factura electrónica se puede enviar a cualquier lugar del país casi de inmediato, además aporta unos atributos de seguridad de contenido y de identificación del emisor impensables para un documento en papel.
La inscripción de la factura en el registro en las ICLV (Instituciones de Compensación y Liquidación de Valores) prevista en la norma aporta que se verifique con los registros de Sunat y así confirmar su validez fiscal. Esta inscripción es obligatoria para las facturas electrónicas y se prevé que la deban hacer las entidades financieras a las que se les encargue el Factoring de la factura.
Aunque desde el punto de vista normativo el Factoring está completamente definido, en la práctica el ICLV todavía tiene pendiente de aprobación su normativa interna para poner en práctica el registro de las facturas. Hasta donde conozco, no hay una fecha definida para que empiece la operativa.
Por su parte, hay tres factores que no se están desarrollando para consolidar el mercado aún más. Me refiero la información, tiempo y colaboración. La información para que las empresas puedan aprovechar y entender lo significativo que es para sus negocios. Es una labor que desde todos los involucrados en los procesos debemos abordar.
El tiempo, en cuanto a la maduración de los procesos que son la fuente del Factoring, la facturación electrónica es un hecho reciente en la economía peruana; todo proceso de cambio requiere un cierto periodo de maduración. Estos tiempos serán más reducidos en tanto que las empresas aborden cuanto antes lo que llamamos “estrategia digital”.
La colaboración, el Factoring al igual que otros muchos beneficios derivados del intercambio electrónico de documentos no es un hecho aislado de una empresa o entidad. Los beneficios se obtienen cuando hay una vía de convergencia, o colaboración, entre los distintos actores que intervenimos en el proceso. En este caso, esencialmente entre las entidades financieras y los operadores de facturación electrónica, de forma que las empresas encuentren un camino sencillo para llevar a cabo el cambio.
Perspectivas de desarrollo en Perú
Es previsible que el desarrollo sea mantenido y cliente en el Perú, esta desarrollo se ve propiciado por la extensión del uso de la factura electrónica a cada vez más empresas del país.
Como visto en párrafos anteriores la factura electrónica ofrece facilidades adicionales para acceder al anticipo de cobros. Los pequeños y medianos empresarios, podrán hacer sus operaciones de Factoring sin necesidad de desplazamientos o esperas; simplemente usando los servicios electrónicos de las entidades de crédito a las que confíen sus facturas. Hay que considerar que para el desarrollo se produzca, evidentemente, ha de estar operativo el registro de las facturas en el ICLV. A la fecha no lo está.
Perú a nivel Latinoamérica
Respecto al resto de países de la región, Perú se encuentra bien posicionado en el aspecto de regulación del Factoring, junto con Chile y Colombia.
Con la información de que dispongo, en el resto de los países latinoamericanos no hay una actividad notable en esta modalidad financiera.