“Wilder, dicen que tú no sabes nada de periodismo”

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En 1994, después de renunciar a Expreso por sentirme culpable de que un colaborador de mi área cobró 2 facturas y el dinero se lo metió al bolsillo, ingresé como gerente Comercial a una empresa de servicios de impresión. Cuando llegué a Esiguesa, los dueños andaban emocionados con la idea de publicar una revista de ecología y deportes de aventura en el que se pudiera mostrar la calidad de impresión y edición.

Ya tenían el nombre de la revista y el más entusiasmado era César Blondet Sabroso, teólogo y exegeta, exdirector del Colegio Salesiano de Lima de 1980 a 1985. Además de un extraordinario poeta en versos clásicos, un gran maestro. Para mí fue una experiencia alucinante trabajar y conversar horas y horas con él. A veces me citaba a las 7 de la mañana para responderme algunas preguntas. Recuerdo que una vez cabecee de sueño y me dijo que si quería seguir debía estar parado las dos horas de clase, hasta las 9 de la mañana en que empezaba el horario de oficina. Y así fue.

Aprovechando el entusiasmo que tenían en Esiguesa, saqué la primera edición de EcoNatura y, realmente, se convirtió en un éxito. En la primera semana vendimos 8 mil ejemplares y como nos llegaban pedidos de colegios, instituciones del Estado y también de la empresa privada, decidimos seguir imprimiendo. Este proceso era tedioso, pues, 16 páginas de la revista eran en papel Kimberly que tiene otra textura y que exigía paciencia para la compaginación y encuadernación. Ese trabajo se hacía con gusto porque disfrutábamos de ver cómo un producto nuestro se estaba convirtiendo en exitoso.
Bajo mi gestión, EcoNatura salió hasta la cuarta edición. El éxito no era solo editorial sino también comercial. Este buen momento convocó a diferentes y avispados personajes a Esiguesa. Venían con todo tipo de promesas, por ejemplo, llevar a EcoNatura a un nivel que compitiera con National Geographic. Otros sustentaban que debería aparecer publicidad en todos los canales de televisión, radio y carteles en la ciudad. Los demás vinieron con ideas de que las “chicas ecológicas” venden, y muchas ideas descabelladas que solo lograban atarantar a los dueños.

Y lo lograron. Esiguesa firmó contratos canje con distintos canales de TV para promocionar la revista. A cambio, debíamos imprimir sus brochures, tarifarios, y todo aquello que necesitaban para su preventa. ¡Una locura total! Me opuse en todos los términos y solo contaba con el apoyo del fundador de la empresa, el papá de los que en ese momento dirigían la imprenta. Por lo tanto, me convertí en el enemigo de los emocionados y despistados ejecutivos. Ellos miraban el estrellato, las luces, la fama y yo les decía que se venía la debacle, que por EcoNatura no se necesitaba gastar un sol en publicidad, porque la revista sola se vendía, etc.

Publicidad

En una reunión, el gerente general de la agencia que se encargó de desarrollar el spot publicitario me dijo que yo no sabía nada de marketing y publicidad, que ni siquiera sabía de edición y puso su pistola en la mesa. Me pidieron que me retire de la reunión y así lo hice. Yo sabía que ya estaba fuera porque el huaico era previsible, solo los dueños no lo veían. Además, se acercó un grupo de jóvenes para ofrecerles la presencia en otros círculos y que ellos sí conocían de ecología, turismo de aventura, periodismo, etc., y que “Wilder Rojas es un farsante porque nunca ha editado nada. Nunca trabajó en La República y Expreso”.

Los despistados dueños de Esiguesa me dijeron lo mismo: “Wilder, dicen que tú no sabes nada de periodismo”. Yo solo los miré y les dije que me voy. En ese momento, la empresa me debía cerca de 20,000 dólares y al decir que me iba, estaba aceptando que nunca cobraría ese dinero. Me fui y al siguiente día los ilusionistas tomaron el mando de la revista. Nunca pudieron sacar la quinta edición y cuando yo era gerente de ventas directas de ATV (Grupo Veacom) me dieron la oportunidad de lapidarlos, sin querer queriendo.
(Continuará)

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