Edmundo Lizarzaburu analiza la importancia de que el sector TI del Perú esté organizado para poder cumplir con la propuesta de valor que cada fabricante, mayorista y el canal ofrece. En una situación extraordinaria como la actual, los sectores productivos organizados lograron ser escuchados y también propusieron soluciones al gobierno para la reactivación económica. Hasta hace poco, Lizarzaburu fue director general de PC Link, por lo tanto, sabe lo que dice y pide.
En la actualidad, el sector tecnología viene atravesando uno de los momentos más retadores de los últimos años, no solo por la real contracción económica, sino por el cambio en la forma de despachar, de trabajar, de interactuar, de reunirse, es decir, está en el rediseño de los usos y costumbres.
En los últimos años hemos sido testigos de cómo la tecnología ha contribuido con los diversos sectores, pasando por el wifi, el data mining, los aplicativos, el riesgo cibernético, el blockchain, el e-commerce y la inteligencia artificial. Esto nos lleva a pensar en la tecnología como sector vital: es un pivot de los demás sectores y que en esta pandemia puede y debería tener un rol más activo, buscando integraciones, alianzas y sobre todo un aseguramiento (y apoyo) de la cadena productiva y sus diversos grupos de interés, generando acciones que puedan impactar positivamente en la reputación empresarial.
Es así que la estandarización (en los procesos denominados core y de apoyo) y la mejora continua (enfocada en la innovación y cambio constante) resultan necesarios en estos momentos, con la finalidad de no solo de atender una potencial demanda de productos y equipos como laptops e impresoras para el teletrabajo, sino poder dar soporte con otros productos tales como placas, tarjetas de video, protección eléctrica, discos duros, discos sólidos, procesadores, memorias, cámaras, monitores, entre otros, que potencien el trabajo en casa.
Esto me lleva a preguntar por qué las marcas, los mayoristas, los canales, es decir, los diversos grupos de interés del sector TI no tienen una participación más activa, por ejemplo, en los comités del Instituto Nacional para la Calidad – Inacal, donde actualmente existen diversos comités técnicos de normalización (CTN). De los más de cien grupos, es importante mencionar algunos que tienen una relación cercana con el sector tecnológico (menciono algunos, pudiendo haber otros):
- CTN 38: Mejores Prácticas Logísticas
- CTN48: Seguridad y Salud Ocupacional
- CTN 53: Sistemas de Información
- CTN 86: Gestión de la Investigación, desarrollo tecnológico e innovación
- CTN 151: Centros de datos y ambientes de TI
Si bien, empresas, marcas y mayoristas forman parte de la Cámara de Comercio de Lima u otra cámara a nivel nacional y tienen un comité, la importancia de la industria frente a esta pandemia covid-19, me lleva a proponer la necesidad de fomentar una asociación, un gremio de amplia base que considere a la tecnología como eje (que pueda potenciar a Apecómputo) como tienen el sector bancario (Asbanc), las instituciones de microfinanzas (Asomif) o el sector automotriz (Asociación Automotriz), pudiendo llamarlo la Asociación de Empresas de Tecnología del Perú (AET).
Esta asociación permitiría consolidar las necesidades de la industria a través de agendas semestrales o anuales (planes de trabajo y comités) y que les genere a los diversos grupos de interés y, sobre todo, a los miembros una mejor articulación con los diversos reguladores como el Inacal, así como identificar y atender la problemática que se tiene, por ejemplo, en los protocolos. De esta manera podrían elevar propuestas para su implementación y discusión en los foros correspondientes.
Asimismo, se podría generar los llamados think tanks de innovación y desarrollo para acercar más a la tecnología con la salud, la educación y en general con el usuario final, de tal manera que se logre un crecimiento sostenido no solo de productos sino de servicios, generando así el tan anhelado valor agregado y la sostenibilidad para las empresas y, sobre todo, el beneficio para los colaboradores.
En los próximos años, la industria no solo tiene el reto de crecer, de innovar, de hacer frente a un mundo de espacios, sino que tiene que implementar diversos modelos como el de riesgos, de prevención (ley 30424), entre otros, y siempre que se trabaja como industria los resultados tienen un mayor impacto.
Por Edmundo Lizarzaburu Bolaños
PhD en Management y profesor investigador de la Universidad ESAN