Hoy en día Alemania es reconocida por la alta calidad de su innovación. Pero esta posición no ha sido fácil de lograr. Tras la Segunda Guerra Mundial el país se quedó sin maquinaria y con la infraestructura destruida. Dado que no hubo fondos para reponer, se tuvo que crear todo prácticamente de cero. Ingenio y compromiso hicieron que Alemania logre salir de una situación deprimente a un desarrollo que luego fue conocido como “el milagro económico alemán”. El sello “Made in Germany” -que en sus inicios estaba pensado como advertencia para no comprar un producto por ser alemán- en la actualidad se ha convertido a nivel mundial en un sello de calidad.
Pero ¿qué podemos aprender de esto para la innovación en el Perú? Vemos que ser una nación de alta tecnología no es un requisito para la innovación, más bien es al revés: una sociedad que opta por buscar soluciones propias a sus problemas y retos se vuelve innovadora y se puede convertir en un entorno innovador y de alta tecnología. Entonces, el Perú se encuentra ahora en un buen momento para enfocarse en desarrollar tecnología e innovación en los rubros donde concentra su producción; es decir minería, agro-alimentos, construcción y textil. El potencial del impacto para la economía peruana al desarrollar soluciones enfocadas a la realidad actual peruana será mucho mayor que el impacto directo de invertir en temas de innovación que están a la moda en otras realidades. Esto no quiere decir que otros temas y otras tendencias de innovación no se puedan observar. Todo lo contrario; sirven como meta ambiciosa, con el objetivo de poder abordar estos temas en un futuro cercano. Es cierto que para jugar en las ligas mayores de la alta tecnología se necesita ingenieros bien formados. Lo que se olvida muchas veces es que se necesita aún más técnicos igualmente bien formados si se quiere implementar alta tecnología.
El pilar fundamental para este camino es la educación. En ese sentido el Perú debería invertir más en la formación de profesionales técnicos que en la educación superior (universitaria). No hace mucho Pedro Pablo Kuczynski dijo “existe la necesidad que los jóvenes se inclinen por estudiar carreras técnicas porque el país lo necesita y porque allí está el verdadero empleo”.
En Alemania no solo existen universidades; la economía alemana apuesta en gran escala por el desarrollo técnico. Prueba de ello es la aplicación del Sistema Dual de Formación Profesional. Este sistema funciona muy bien y genera técnicos altamente calificados, pues combina la práctica directa de los estudiantes dentro de las empresas con una capacitación teórica en los institutos educativos. De ese modo el Sistema Dual es un aporte real para el desarrollo que impulsa la economía de Alemania.
En el Perú existe muchísima creatividad al momento de buscar soluciones no convencionales; existe mucho potencial innovador que necesita ser guiado y canalizado hacia los rubros requeridos por el sector industrial y empresarial. Es esencial definir temas de interés ligados a la industria y desde ahí apoyar esos emprendimientos. Un buen ejemplo de ello son los programas de incubadoras con Concytec. Desde hace unos cinco años se viene trabajando más seriamente estos temas y esperamos que en este gobierno se apueste aún más por las innovaciones y emprendimientos.
El sello “Made in Germany” -que en sus inicios estaba pensado como advertencia para no comprar un producto por ser alemán -en la actualidad se ha convertido a nivel mundial en un sello de calidad.