El siglo XXI corre y ¿el Perú está avanzando al mismo ritmo o, por lo menos, quiere adecuarse a los nuevos modelos de relacionarse con sus principales clientes o usuarios: los ciudadanos?
En un breve recuento, vemos que ya estamos disfrutando más de 10 años de experiencia en la movilidad; que tenemos más 35 años de experiencia en la computación personal, y con más de 50 años en la computación centralizada.
El reto del Perú
¿Cómo va nuestro país en términos de apropiación de las TI? Desde mi perspectiva y experiencia creo que la gran y mediana empresa -y los hogares -son los que más esfuerzo realizan para adoptar las TI. Siguen las pequeñas empresas formales que las han adoptado en un modo básico. Sin embargo, es preocupante que el gobierno, salvo honrosas excepciones, no ha avanzado significativamente, si es que lo comparamos con otros países como Colombia, Ecuador y Chile. Solo para poner ejemplos de países vecinos.
Adoptar las TI organizativamente no significa comprar computadoras o llenarse de centros de datos. Significa un cambio en los procesos de trabajo. El gobierno sirve al ciudadano, por tanto, sus procesos deben estar enfocados en la calidad del servicio, agilidad y satisfacción al ciudadano. Esto no sucede más que en pocas organizaciones del gobierno central, en poquísimos gobiernos locales.
Internet en Acomayo
Recuerdo que hace unos años, realizando una investigación para la Cooperación Española, me tocó ir a Acomayo, en Cusco. Al visitar la alcaldía de la ciudad me di con la sorpresa que tenían una antena microondas para conectarse por internet. La antena les había sido donada por la cooperación. En esa época, Acomayo recibía una buena cantidad de canon minero, es decir, tenía buenos recursos para invertir.
No recuerdo la velocidad de transmisión de esa antena, pero sí que permitía operar como máximo a 10 computadoras para navegar razonablemente bien. Sin embargo, políticamente el alcalde había decidido dar servicio de internet a la posta médica, a la comisaría y a un instituto educativo que, entre otras cosas, enseñaba computación y desarrollo web.
Eran más de cien computadoras en toda la ciudad que intentaban conectarse sin éxito a internet, pues la conexión no tenía el ancho de banda suficiente.
Peor aún, según el jefe de sistemas no había presupuesto para el siguiente año, para mejorar el ancho de banda, a pesar de tener recursos provenientes del canon. Me contó que cada fin de mes se debía hacer un reporte del SIAF (Sistema Integrado de Administración Financiera). Como no se podía usar el internet para enviar el archivo, se enviaba a una persona al Cusco con un CD para cumplir con la entrega del archivo.
“Yo tengo que mirar y tocar mis servidores”
En tiempos más recientes, hice una investigación de adopción de nube en el Estado, durante el gobierno anterior. Me sorprendió el gerente de sistemas de uno de los principales ministerios que me dijo “…yo no quiero saber nada de Cloud Computing porque yo tengo que mirar y tocar mis servidores…”.
De otro lado, el caso de la Reniec es para analizar y pedir que sean más proactivos para su masificación, pues aún no logra desplegar exitosamente el uso del DNI electrónico, porque ninguna organización del Estado ha aprovechado el uso de este dispositivo. Sería genial, por ejemplo, que el ministerio de Salud incorpore en el DNI los datos clave de la historia clínica del paciente. No es posible que los ciudadanos que hoy ya cuentan con el DNI electrónico no sepan que viene con firma electrónica.
¿Por qué pasa todo esto?
Esta parálisis del Estado sucede porque a los gobiernos de turno no les interesa, porque al margen que no da rédito político, atenta contra la vocación de cometer fechorías, de realizar actos de corrupción. El uso de las TI obliga a la transparencia, y transparencia es lo que precisamente no se quiere.
No existe planeamiento sobre el tema y no se sabe cuántos centros de datos, cuántos profesionales, y cuántos técnicos tiene el Estado; tampoco hay estandarización en el uso de aplicaciones. No hay ninguna autoridad en el Estado que maneje las políticas públicas sobre el uso de las TI. La Ongei, que esperamos desaparezca, ha sido un plomo en el desarrollo de las TI en los diferentes gobiernos, salvo honrosas excepciones dirigida por incapaces abogados o técnicos que desconocen la visión de Estado y, peor aún, sin presupuesto.
Hoy estamos ante una situación confusa. Existe la recientemente creada Secretaría de Gobierno Digital, que creemos y esperamos reemplazará a la Ongei. Al cierre de este artículo no tenemos confirmación. Por otro lado, el MTC está promoviendo la creación del viceministerio TIC. Esperemos que estas decisiones no terminen formando un monstruo de dos o tres cabezas.
El Estado, representado por el gobierno actual tiene que decidirse a entrar en el mundo digital, no hay otra ruta. La digitalización permite ordenar procesos, estructurar plataformas de TI, compartir plataformas, velocidad de servicio, ubicuidad y transparencia.
La misión del Estado es hacerle la vida fácil al ciudadano y eso se logra con el correcto uso de las TI.