Seguimos en lucha por mantenernos de pie en esta segunda ola, nos montamos y aprendimos a domarla manteniendo la consigna que no termine por sumergirnos.
El año 2020 inició con mucha expectativa, se estimaba que la actividad económica se acelerara y el PBI creciera alrededor del 4% con respecto al año anterior según el BCR. El año transcurría de manera favorable, el primer trimestre fue bueno para el rubro. Nada hacía pensar que antes de finalizarlo llegaría un tsunami de desafíos.
El surgimiento del covid-19, epidemia catastrófica de alcance global que en tan solo unos meses ha colocado al mundo en una encrucijada, además de provocar una crisis económica, cambiando al mundo y sus formas de trabajo y sociabilización.
Al comenzar el segundo trimestre aturdidos por el revolcón de noticias sobre un virus desconocido y para el cual no estábamos preparados, y pues claro, si aun sufrimos con la tuberculosis, leptospirosis y dengue por mencionar algunas, como salir de este, del cual hay menos información. Estábamos en shock de tal forma que pensamos que después de “2 semanitas de cuarentena” ya todo iba a pasar, sin saber que las olas venían en serie. Con la crisis sanitaria se sumaron la crisis política y la crisis económica, esta última al extenderse la cuarentena hasta superar la “noventena” sin salir de casa y con un Estado de Emergencia debido a la ya pandemia indeterminado hasta hoy.
Con el paro de las actividades económicas mucha gente perdió el empleo y empresarios sus negocios, en especial en el rubro turístico, que al ofrecer una experiencia netamente presencial fue de los más afectados frente a un plan de distanciamiento social establecido por el Gobierno para combatir los contagios que estaban al alza en ese momento. A este plan se le sumaron las fases de reactivación económica y protocolos sanitarios con lo cual muchos negocios si no estaban quebrados, iban por ese camino.
Retos y aprendizaje
Pero como dije en un principio, lo que recibimos fueron desafíos, provocaciones, retos, los cuales nos ayudaron a demostrar de qué estamos hechos, de cuán competitivos somos y de cuán rápido nos adaptamos a los cambios; de cómo convertimos una amenaza en oportunidad y de cómo usamos las herramientas que tenemos a la mano para salir adelante. ¿Qué herramientas? La principal es la tecnología, la cual jugó un gran papel, ya que la pandemia impulsó casi por obligación la transformación digital cambiando la educación de presencial a virtual, de trabajo en oficina durante las horas reglamentadas a pasar a trabajar bajo el sistema de telegestión, de cambiar las reuniones físicas a videoconferencias, de utilizar más los aplicativos de delivery, de citas médicas, de transacciones bancarias o de utilizar servicios de streaming para entretenernos viendo una película en casa o escuchando música mientras trabajamos, compartiendo publicaciones en redes para hacernos notar, etc, todo con el fin de luchar contra la crisis económica.
Cabe mencionar que la transformación digital no podría haberse logrado sin garantizar la seguridad energética de instalaciones, redes y servicios críticos para nuestra vida diaria y competitividad laboral, de un correcto funcionamiento de nuestros sistemas informáticos y electrónicos y del acceso a las bases de datos a las que estamos interconectados.
En el peor momento de la crisis sanitaria fueron muchas las empresas que formamos parte de una cadena solidaria, tuvimos la oportunidad de contribuir con el abasteciemiento de equipos médicos que permitieron reducir el impacto y atajar el problema sanitario lo antes posible y atenuar en parte la grave crisis económica.
Comenzamos optimistas el 2021, pero aun con la amenaza que representa el covid-19 y una segunda ola más fuerte que la anterior, pero esta vez ya hay un plan de acción y protocolos sanitarios a seguir hasta que el virus haya desaparecido. Por el lado del sector en el que nos encontramos, se deben adaptar las estrategias, adecuarnos y continuar cerca a nuestros clientes, siempre con la mejor actitud hacia ellos; las herramientas tecnológicas ya no son opcionales sino la única vía y cuidemos de ellas para mantener y mejorar nuestra competitividad.
Para garantizar ese suministro de una forma eficiente, Salicru dispone de un conjunto de avanzadas soluciones tecnológicas ideales para estas aplicaciones críticas como son los Sistemas de Alimentación Ininterrumpida (SAI/UPS) capaces de guardar energía en una batería de acumuladores que tienen la capacidad de transformar la corriente continua de esta batería en una corriente alterna y proporcionar electricidad sin cortes en el suministro. Además, mejoran la calidad de la tensión de red, evitando así que los equipos eléctricos, electrónicos, informáticos e industriales a ellos conectados acorten su vida de funcionamiento.
