Todos somos vendedores en la empresa

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“Todos somos vendedores en la empresa” es la frase más motivadora que suelen disparar los jefes y aplaude la alta dirección, por lo tanto, todos los colaboradores se unen al coro y dicen: sí.

“Todos somos vendedores en la empresa” y nadie explica qué es aquello de que todos son vendedores, pues, algunos solo murmuran y no se atreven a preguntar ¿cómo vende el equipo del área contable, administración, el gerente general, el equipo de recursos humanos, el de limpieza, el portero, la recepcionista?

“Todos somos vendedores en la empresa” es una frase que en muchas organizaciones es vacía, y no tiene sustento. En realidad, la compañía parece que estuviera infiltrada por el enemigo porque hacen cada huevada que dejan mal parado al equipo de ventas.

Suele suceder que el área de facturación y cobranzas se ha olvidado de emitir la factura, y si lo ha emitido, no lo ha enviado o se han olvidado de cobrar. La recepcionista es tan bonita, pero tiene un carácter que solo el gerente general es capaz de aplacar y no pasa las llamadas, no atiende bien al cliente que está de visita, se olvida de pasar la voz al ejecutivo de ventas que está esperando a su cliente, etc.

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La organización tiene enemigos y, por lo tanto, no todos son vendedores en la empresa, cuando el área técnica y de ingeniería, no pone interés en el cliente que un ejecutivo de ventas acaba de conseguir. Asesoran mal y no quieren investigar para darle una respuesta a la consulta a veces inocente que hace un cliente pyme, distinto a un cliente corporativo que si cuenta con personal TI.

En realidad, el personal de las empresas peruanas no está enfocada en el objetivo (visión y misión). Y eso es grave. Algunos dirán que no es así, porque ven que el Perú avanza a pesar de los políticos y desastres naturales. Esta actitud es querer tapar el sol con un dedo o, simplemente, no querer ver la verdad para no entrar en un proceso de transformación disruptiva, de desapego, de rediseño total.

Nada asegura que un proceso de transformación terminará en éxito. Siempre hay dos caminos y necesitamos prepararnos para eso. Ni el éxito es para toda la vida, así como tampoco los momentos especiales que suceden siempre porque nos están enseñando algo. Claro, si es que tú, mi amigo empresario y vendedor, estás en constante aprendizaje, pues, si crees que ya lo sabes todo, entonces, no sabes nada y vas camino a golpearte la cabeza con una mosca.

¿Cómo podría ser cierto la frase de que “todos somos vendedores en la empresa” cuando el gerente general se lleva todos los premios, los viajes que regalan las marcas, y se porta como un misio pidiendo que le inviten, que le regalen entradas como los jueces corruptos?

No hay forma de que todos sean vendedores en la empresa cuando el jefe o el gerente general no responden con rapidez a una consulta sobre la necesidad especial de un cliente. Cuando el gerente general no regresa a la oficina después de mediodía, porque ha dejado encargado a su asistente para que diga a los desesperados vendedores que ese caso recién lo verá el lunes.

Los únicos vendedores en la organización son los que conforman el área de ventas. Ellos tienen que cumplir cuotas y necesitan vender como sea para poder recibir su comisión, que es el único incentivo que reciben, porque el sueldo mensual solo sirve para sostenerse ocho días. Es el área de ventas la que necesita el apoyo de la organización para que ellos se sientan empoderados, respaldados por el área de ingeniería, instalación, servicio técnico, almacén, facturación y cobranza, el jefe, el área de marketing y el mismo gerente general.

Si la organización no se alinea con los grandes objetivos, es difícil generar resultados extraordinarios. Con una organización mediocre en el que todos se meten cabes, empezando desde la gerencia general, los resultados serán siempre mediocres. Recuerda, querido lector, que lo que ves en el Congreso, los políticos, y la forma cómo conducen los peruanos, cómo apestan algunos distritos, y la cantidad de basura que dejan los turistas nacionales en las playas y pueblos después de Semana Santa, por ejemplo, es una demostración de lo que sucede hoy en todos los niveles.

Por eso, lo que hagas sin que nadie te vea, bien o mal, tendrá siempre un gran impacto en el todo.

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