¡Juan Diego y el poder de la convicción!

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Cuando se quiere convertir un sueño en realidad, siempre nos encontramos en un escenario donde lidian el Querer vs. el Poder. El que declara que quiere pero que no tiene la evidencia del poder, es decir, el dinero, tiempo, herramientas, apoyo, etc., podría paralizarse porque desde una perspectiva negativa, no tiene forma de realizar su objetivo porque le falta lo elemental, pues lo único que tiene es la fuerza del querer.

La realización de un sueño se mueve según el espíritu de aquel que lo quiere ejecutar. Si está poderosamente enrolado (convencido) de que es posible llegar a la meta moviendo la fuerza de su convicción, encontrará la forma de agenciarse dinero (creando productos, vendiendo sándwiches, brindando servicios de lo que sabe); encontrará el tiempo necesario (pedirá permiso o vacaciones adelantadas en su trabajo, pedirá al profesor para que lo exonere o reprograme su examen); conseguirá que alguien le preste su auto o lo lleve de madrugada al lugar donde quiere llegar.

El que quiere ir por sus sueños hará lo necesario para llegar hacia donde quiere ir. Su convicción hará que el universo se alinee a su favor. El querer hará que le ofrezcan un plato de comida porque la convicción genera liderazgo y el líder tiene personas que le apoyan.

Hay mucho fuerza en la convicción. En el querer hacer sin tener la evidencia de que se pueda concretar.

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Mis queridos amigos, digo esto, para destacar al joven futbolista Juan Diego “Guti” Gutiérrez que juega en Universitario de Deportes, club al que ama desde niño y donde siempre quiso jugar. De niño asistió al estadio Monumental para ver campeonar a la U cuando consiguió el tricampeonato bajo el mando del maestro Roberto Chale. Guti dejó de jugar durante un año porque no renovó su contrato con la USMP, pues él quería pasarse a la U. No le dejaron, así es que él siguió luchando por su sueño. Entrenando solo. Cuidándose. Hasta que llegó al club de sus amores, siendo una evidencia de que el que quiere con convicción siempre estará un paso adelante, convertirá sus sueños en realidad.

Aquí les comparto mi carta a Juan Diego. Querido Juan Diego, a ti siempre te llamó la fuerza del Universo Crema, en tu ADN está el legado de Lolo, y te ves en esa nave que es la U irrumpiendo en dimensiones donde otros equipos no llegan.

La garra para seguir luchando ante la adversidad. La garra para inspirar al equipo cuando se está debilitando. La garra para conseguir el éxito personal, para aprender de las derrotas, convertir la experiencia en conocimiento, y ponerse nuevas metas. Cada día nuevas metas. El deseo de hacer cosas nuevas es la activación de la chispa de la alegría, la vida misma.

Ganaste mucho al elegir alejarte de la USMP para pasar a la U, fortaleciste tu convicción.

Más allá del músculo y cuerpo atlético, se necesitan deportistas comprometidos, equilibrados y poderosos mentalmente.

Te dejaron sin equipo durante una temporada, pero no pudieron con tu sueño, con lo que QUIERES. Paciente, sabio y entrenando esperaste el día para vestir la gloriosa camiseta crema. La crema de las 26 estrellas ensanchando su universo hacia el infinito.

Tú lo tienes claro, porque estás enrolado que solo el talento no conduce al éxito. Es chamba, estudio y práctica constante. Si los mediocres dan el 100%, el crema necesita entregarse al 300 %. Ahí radica la diferencia y la razón de que la U tenga más estrellas que clubes con más años de fundación.

Anoche anotaste (28 de abril) dos goles para asegurar el triunfo frente a la USMP. Esos dos goles son tus más preciosos regalos de cumpleaños. Ayer cumpliste 24 años, edad maravillosa para un futbolista que tiene metas.

Celebra. Abraza y ríe. Luego sigue en lo tuyo. Estudia, práctica, supera tus límites. Mira a los que tienen tanto talento pero que hoy están perdidos porque sucumbieron ante la farándula, el buen licor, el auto último modelo, la noche alegre y cojuda.

Mira a Juan Manuel Vargas que se vislumbraba como un crack, pero que él mismo se encargó de desmentir su éxito. Se traicionó. Es una estrella fugaz.

¡Éxitos, Juan Diego!

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