Las pymes son el gran reto de la industria TI de Perú. Es un sector inmenso, atomizado y productivo. Un motor poderoso de la economía y gestor del nuevo rostro del país. Es la zona de los emprendedores, el que a base de experiencia y empuje saca adelante su proyecto. El camino de las pymes no es simple, se mueve más en el entusiasmo, en la nebulosa de la falta de profesionalización, y se entrena para enfrentar a la institución que es la barrera que detiene el desarrollo en el país: la absurda Sunat.
La Sunat ha perdido el rumbo y se ha convertido en el gran enemigo, en el padrastro acosador de los que quieren hacer empresa en el Perú. Esperemos que el ofrecimiento de reforma de PPK se lleve a cabo, porque si no, los aportantes del IGV no se incrementarán y habrá más informales.
El empresario pyme necesita superar todas las trabas que el sistema pone para hacer empresa. Necesita reírse y no llorar cuando la Sunat lo ataca mes a mes y él ve que a las grandes empresas no les cobran millones de soles en impuestos. Le duele, le vienen ganas de mandar al carajo todo, pero luego se da cuenta que su chamba es la empresa que ha creado, y decide seguir adelante.
Las pymes necesitan adecuarse a modelos de empresas de clase A1, sin necesidad de ser una corporación de millones. El gran capital no lo define, no tiene porqué definirlo, si es que el objetivo es brindar un producto o servicio de calidad. Y es la calidad el gran reto del país, en general. No tenemos vocación por el servicio y no cumplimos con muchos estándares, aunque nos vayamos diciendo lo contrario, engañándonos entre nosotros.
Aceptemos la realidad para así poder empezar el gran cambio. La revolución de la inteligencia es lo que estamos viviendo y solo sobrevivirán -empresarialmente -aquellos que se adapten al cambio, el cambio que es minuto a minuto.
El empresario pyme necesita enrolar a su equipo -a su familia, en muchos casos -para que se comprometan con la visión. Y ese compromiso es estudio y capacitación constante. El tiempo de la transformación digital no se divide por épocas, por años, está sucediendo, está generando una revolución silenciosa en cada minuto, en cualquier lugar de la tierra.
El empresario pyme necesita ver una extraordinaria oportunidad tanto en el éxito y el fracaso. Porque no tiene tiempo para celebrar con vasos de cerveza. El empresario pyme necesita practicar la celebración con más capacitación y profesionalismo.
Conocer su mercado es clave. Y para ello necesita ver más allá de su oficina, de su barrio, más allá del Perú. No es posible crear una empresa pensando que solo se enfocará a un pequeño círculo o un solo territorio. La vorágine de la tecnología nos convierte, aunque no queramos, en globales.
En ese sentido, la pregunta va para las empresas de TI: ¿A qué porcentaje de pymes están llegando? ¿Cómo los están atendiendo? ¿Tienen una división para atender a las pymes?
Lo cierto es que las pymes no están compitiendo con las ventajas que ofrecen las herramientas tecnológicas y eso las convierte en débiles. En candidatas a desaparecer antes de llegar siquiera a los dos años. Es una situación crítica que los últimos gobiernos no han atendido, a pesar que se llenan la boca por el dinamismo que le han puesto a la economía del país.
