El vendedor siempre escucha que el tiempo es oro, de tal suerte que anda corriendo para cumplir con la cita que le ha dado el gerente de una empresa que quiere evaluar una compra. En las ventas, la clave de todo es el tiempo. Dependemos de cómo administramos nuestras actividades, para seguir desarrollándonos. Desarrollo significa tiempo para estudiar, capacitarnos, preparar el material de apoyo, la cotización, investigar, analizar y, sobre todo, para vivir disfrutando de la familia, sacar a pasear al perro y ver Netflix.
La frase de que el tiempo es oro va más allá de la hora y sus minutos. Grafica maravillosamente el valor de las decisiones que tomamos durante nuestra vida, y cómo impacta en nuestro bienestar, en nuestra relación personal y laboral.
Entonces, al vendedor le toca honrar las citas y llegar a tiempo con todas las herramientas que apoyaran en el proceso de ventas con el cliente. Todo necesita estar en el maletín, en la memoria, en la laptop, en la nube, en el celular, en el USB. No hay forma que le digas a un cliente que te has olvidado de unos datos, o que no sabes dónde está la información por la que te está preguntando.
Porque llegar a tiempo, pero sin la información o la propuesta que espera el cliente, es lo mismo que no haber llegado. En ese caso, mejor no te aparezcas. Es decir, si la vas a joder, jódelo al 100 %, de tal manera que tu estrellita del buen comportamiento luzca color mediocre orgulloso.
Para llegar tarde a una reunión, no uses como pretexto de que “ese cliente siempre me hace esperar más de una hora”, porque te estarías rebajando a ser como él. Recuerda que mientras el mundo retrocede tú necesitas avanzar, ser la luz que guía a tantos perdidos en la oscuridad de la pereza y la desidia. Es posible que justo que el día que llegas tarde, el cliente te está esperando y ha mandado a rodar a los sobones, pues “hoy viene a visitarme el señor vendedor de la empresa de telecomunicaciones al que migraremos con nuestras 355 líneas móviles”.
Y, tú llegas tarde, justo para darle motivos para despotricar que “el peruano es así, tardón, irresponsable, que no cumple a tiempo sus compromisos, que en el Perú hay trabajo pero que la gente no ve las oportunidades porque no está preparada y han sido criados como hijitos de mamá, etc. Y que por eso son mejores los venezolanos y colombianos, que ellos si tienen trato, y son alegres y puntuales”.
Pierdes a un cliente y la rica comisión de la venta de 355 líneas móviles con el plan más alto del portafolio de tu empresa.
Y si el cliente es irresponsable. Te cita a las 10 y te atiende a las 11 y diciendo que solo tiene 15 minutos para ti. Buscarás la forma de mostrarle tu mejor sonrisa con una mezcla que le haga entender que tú tiempo es oro y que no puedes perderlo en huevadas. Eso lo piensas, pero no lo digas, no seas suicida.
Trabaja en todas tus formas de ser para que las personas te reconozcan como metódico, puntual, responsable, alegre y dispuesto a escuchar para encontrar la solución. Que vean en ti a alguien que se le puede confiar un secreto, al que se le puede pedir un favor, por ejemplo, para estructurar una propuesta, pero que no va a pedir un 5 % de comisión. ¡No! Tú eres de otra generación, eres de los que están conscientes de que el servicio nos vuelve nobles y nos hace crecer como seres humanos.
Cuando tus familiares, amigos, compañeros de trabajo, clientes, profesores y pareja te conocen con esas características, verás que estarán de acuerdo contigo. Tu jefe también se alineará, y entenderá que solo los seres que quieren evolucionar y no perder tiempo, aprovechan esta vida para hacer cosas diferentes, extraordinarias.
Entrénate en ser extraordinario, aunque al comienzo te cueste. Es un camino de aprendizaje e inspiración. Tal como eres, la gente te tratará.
Si crees que el tiempo es oro, entrénate en ser organizado.