El miedo que tiene la sociedad a los coches sin conductor es un tanto desconcertante para mí. Dado que los accidentes automovilísticos atribuibles a errores humanos causan más de 1 millón de muertes cada año, son los coches conducidos por humanos a los que la gente le debería temer. Sin embargo, todos nosotros nos ponemos hoy al volante y simplemente confiamos en que los coches que se acercan en el carril contrario se quedarán donde deben estar. Desde mi punto de vista, a menos de que sean coches autónomos, todos deberíamos estar aterrorizados.
Sin lugar a duda, los coches autónomos serán mucho mejores conductores que los seres humanos. No se cansarán como mis padres, quienes son adultos mayores, durante viajes largos para visitar a la familia. No se distraerán como mis hijos adolescentes/jóvenes adultos. Tendrán una vista de 360 grados y la capacidad para detectar la velocidad y la distancia precisa a la que se encuentran las personas y objetos cercanos y podrán salvar vidas. Nuestra investigación sugiere que los coches sin conductor pueden diseñarse de manera que reduzcan la tasa de mortalidad en un 99.9%, son tres órdenes de magnitud más seguros que los coches de hoy en día, que son conducidos por humanos.
¿Por qué entonces, con tanta promesa, es que las personas les tienen tanto miedo?, Más importante aún, ¿qué deberíamos hacer sobre esta problemática, como representantes de la industria de vehículos autónomos?
En Intel y Mobileye creemos que la confianza de los pasajeros debe tenerse en cuenta en el diseño de los coches autónomos. Eso significa, pensar en la relación que tiene la gente con sus coches y las diversas formas de humanizar dicha relación. ¿Cómo ejercerá la gente el control sobre su viaje cuando ya no se tenga un volante y pedales o cuando no haya conductor en el asiento delantero que indique a donde ir?, ¿Cómo explicará el coche lo que está haciendo?, ¿Qué hay sobre la seguridad y la confianza?
Con estas preguntas en mente, Intel recientemente realizó un pequeño estudio cualitativo sobre la interfaz hombre-máquina que tiene un coche autónomo; unos pocos afortunados experimentaron su primera conducción en este tipo de vehículo. A pesar de la aprehensión previa a la conducción, cada uno de ellos se sintió más cómodo y menos temeroso de los vehículos autónomos después de su viaje. Reconocieron lo obvio: los vehículos autónomos se comportan mejor que ellos. También reconocieron el potencial para mejorar la movilidad de las personas que no pueden moverse fácilmente hoy en día.
En términos prácticos, no podríamos hacer esto con todas las personas en el planeta antes de pedirles que confíen en la tecnología, sin embargo, nuestro estudio sugiere cómo podemos ofrecer una experiencia confiable que pueda demostrarse ampliamente. El Modelo de Responsabilidad de Seguridad Sensible propuesto por el profesor Amnon Shashua para políticas de conducción anunciado ayer es un buen comienzo para el diseño de automóviles que pueden probarse como seguros.
A mi modo de ver, la aceptación de la sociedad será la que determine, eventualmente, la rapidez con la que alcancemos nuestro futuro sin conductor. Es uno de los tres puntos importantes; la tecnología y la regulación son los otros dos, que finalmente decidirán el destino de los coches autónomos. Podemos construir los mejores vehículos con una tecnología impecable, pero si el público decide no subir en ellos, la industria no irá a ninguna parte.
Tenemos la tecnología
Las regulaciones y las políticas están en camino. Sin embargo, para que la industria de coches autónomos crezca rápidamente, necesitamos gente que reclame a gritos coches autónomos, así como la seguridad y la flexibilidad que estos vehículos ofrecerán. Necesitamos personas que crean que un viaje en un vehículo autónomo será infinitamente más seguro que la conducción arriesgada que hacen todos los días.
Intel, Mobileye, los legisladores y el resto de la industria de coches autónomos, tenemos como trabajo el comenzar a incorporar la confianza de los pasajeros en nuestros diseños. Nuestro éxito depende de eso.