Cuando me fui de Esiguesa, dejé en proceso de elaboración el quinto número de la revista EcoNatura. Aquellos que decían que yo no sabía nada de periodismo y que el producto era malo, se quedaron a cargo y nunca más lograron publicar una edición más. No sabían de asuntos editoriales y menos de la parte comercial, por lo tanto, se ahogaron en un vaso de agua.
En realidad, la empresa empezó a hundirse y una de las causas era el alto precio que necesitaron pagar a los canales de TV que transmitieron la promoción de EcoNatura. Fue una campaña millonaria que no tuvo ningún retorno.
La emoción y la irresponsabilidad de los dueños de la editorial los llevó a tomar decisiones totalmente equivocadas, sin ningún fundamento. Les pintaron pajaritos en el aire y ellos creyeron todo el cuento. Hundieron a una exitosa empresa que a su padre le había tomado años consolidar.
Al salir de Esiguesa pasé al grupo ATV que había empezado a convertirse en un grupo multimedios con Uranio TV, Canal 9 (ATV), Radio Stereo Lima 100 y el diario El Mundo. Llegué en los primeros días de 1995 como editor de Telebyte y Random, revistas especializadas en TI. Rápidamente, a la semana de haber ingresado, asumí la gerencia de Ventas Directas de todos los medios del grupo. En otra edición les comentaré algunos detalles de mi experiencia en este grupo de comunicaciones, hoy quiero continuar con los jóvenes que se quedaron con la quinta edición de EcoNatura que nunca lograron publicar.
No llegaron a publicar la quinta edición porque no sabían de periodismo ni de gestión comercial. Eso sí, hábiles y con buen olfato detectaron que el grupo ATV estaba enfocado en convertirse en la primera organización multimedios del Perú y decidieron llevarle la propuesta para lanzar EcoNatura como un suplemento del diario El Mundo.
En esos días, yo percibía un inusitado entusiasmo en los ejecutivos de la empresa, como cuando se está a punto de lanzar un programa o producto al que se tiene mucha fe y que tendrá resultados positivos para la organización. Hasta que llegó el día, en este caso, un atardecer, en el que Javier Carmona me pide que pase por su oficina que quería mostrarme algo.
En el camino hacia la oficina de Javier, encontré a 2 de los jóvenes que estaban a cargo de EcoNatura. Los saludé y no presté mayor atención de qué cosa hacían ahí, pero, de todas maneras, me extrañó su actitud sumisa y casi balbucearon al responder mis saludos. Ellos me vieron entrar a la oficina donde estaba Javier con varios ejecutivos de ATV y, entre ellos, Gian Marco Zignago.
-Esperé este momento para presentarte algo extraordinario que pronto publicaremos con El Mundo, me dijo Javier Carmona.
-¡Genial! ¿Qué es?
-Esto. La revista EcoNatura. Esta belleza a ti no se te ocurrió.
-¿Has visto quién es el editor?
Abrió las primeras páginas de EcoNatura y al mismo tiempo que abría sus ojos con gran sorpresa dijo: ¡No jodas! ¡No…Wilder Rojas!
(Continuará)